El día 22 de septiembre de 2024 Balombe, nuestro Drill (Mandrillus leucophaeus) macho, falleció. Esta noticia ha sido un duro golpe para todo el equipo de Monkey Park Tenerife ya que hemos compartido 24 años juntos.
La historia de Balombe
Nació en el año 1994 en el zoo de Hannover, llegó a nuestro parque en el año 2000 como proyecto de cooperación internacional ya que pertenecía al zoo de Barcelona.
En nuestro parque se encontraban dos hembras con las que creímos sería maravilloso juntar a Balombe y generar así una nueva línea de sangre con lo que mantener la especie ya que está en peligro de extinción y altamente protegida.
Balombe no aceptó de ninguna manera a nuestras dos hembras, algo que fue totalmente inesperado, pusimos todo nuestro esfuerzo en lograr crear un pequeño grupo, pero Balombe se negó en todo momento. Cuando creíamos haberlo logrado Balombe terminó con la vida de las dos hembras sin darnos opción a intervenir. Comprendimos entonces que quería estar solo, esto no es necesariamente algo malo, incluso AWA no lo considera algo negativo para el bienestar de un animal. Estuvo solo porque debía estarlo, fue siempre un peligro para el resto de miembros de su especie ya que no podemos permitir la perdida de hembras cuando queremos mantener a una especie que se encuentra en peligro de extinción.
Aún así Balombe siempre estuvo incluido en el programa internacional de conservación, es decir, seguía siendo importante para el futuro de su especie, por ello siempre lo mantuvimos en las mejores condiciones, también estuvimos siempre dispuestos a encontrarle un lugar mejor.
Siempre estuvo en contacto diario con los cuidadores del parque, los visitantes y sus vecinos (Monos Brazza y Monos Pata). En cuanto a las rutinas diarias siempre fue muy amable y educado, tanto en la alimentación como en la limpieza, jamás tuvimos ningún problema.
Quizás recuerden ciertos patrones de comportamiento, como andar siempre recorriendo la zona frontal del hábitat junto al cristal, cogerse las patas amenazando con que se mordía (nunca se mordió ya que nunca tuvo ninguna herida) o golpear el cristal. Cualquiera podía pensar que sufría algún tipo de enfermedad psíquica o altos niveles de estrés que le provocaban comportamientos repetitivos. Dedicamos mucho tiempo a estas cuestiones, queríamos saber que era lo que le ocurría, al final llegamos a la conclusión de que era simplemente una particularidad suya, interactuaba así.
Creemos que dimos una gran oportunidad a nuestros visitantes de poder observar una de las especies de monos más particulares del mundo desde muy cerca. Pudiendo observar cada detalle de su anatomía y cada detalle de sus movimientos, fue siempre un espectáculo mirarle como cuidarle.
Resultado de la necropsia
Pronto publicaremos este apartado para todo aquel lector que esté interesado.
En conclusión
Balombe vivió lo que suele vivir un miembro de su especie, 30 años, pasó la mayor parte de su vida con nosotros, podemos decir con mucho orgullo que dimos todo para que su estancia en nuestro parque asegurase su bienestar.
Nos deja con una gran pena y le deseamos que descanse en paz.